Me descalzo de ataduras y sumerjo mi ansiedad y mi orgullo en una bañera llena de espuma con el agua al cuello que me corta hastá la circulación de hipótesis y teorías.
Relajación.
Mi faceta dramática y la memoria, se dispersan en una nube vaporosa ondeando en la silueta de tu cuerpo.
Oxígeno.
El contacto no me permite articular sonido y me encoje y me enfría la fonética. Y,como es costumbre, para no atragantarme la muerdo.
Cambios.
Ya va siendo hora de hacer inventario y mudanza en la trastienda. Hace días que voy hacia adelante y hacia atrás, hacia un lado y hacia el otro y viceversa, dándome jalones de pelo yo sola.
Hace días que el chicle está tan estirado que no distingo principio de final.
Y más que chicle parece un cable deshilachado al que se le ven los huesos y se le asoman los malentendidos entre las costillas.