sábado, 10 de septiembre de 2011



Ya no tengo tu cigarro en desayuno y aprendí a echarlo de menos, te lo juro. Ya no tengo tu mejilla y su deseo de sentirle a mi nariz su alma de hielo. Ya no tengo aquel susurro que avivaba el fueguito de una voz avergonzada. Ya no tengo la fruición de la mañana  de rogarte que despegues de la cama. Ya no tengo tu solcito en mi habitación... se ha instaurado una ilusa ilusión de un olvido repentino burlando a un tiempo lerdo. Callejeros va a tocar; tu azul grana va a jugar y eso no va a hacer más que cooperar con tu recuerdo. Ya no existen esas pelis mentirosas que solían dar lugar a nuestras cosas. Me rechazas como a un tipo indeseable. Si no tengo esos ojitos que ostentaban cielo eterno para aquella alma menguada, ni ese beso que, pequeño, me colmaba ¿Qué voy a hacer con esta fabula acabada?
Sólo tengo de aquel tren al paraíso, un furgón impenetrable sin sus puertas y una sábana impermeable de granizo, de una cama que solía ser caldera. Ya no tengo aquella risa terapeuta y este espanto tenebroso no da tregua. Me ha quedado una existencia belicosa de una paz que hizo a mi vida 
ENCANTADORA.


Ilusa ilusión de un corazón que, por desgracia, sólo me da a elegir, por vos o su eutanasia.